El concepto común dentro de la industria farmacéutica a nivel global dice que cada una de las decisiones que se toman lleva siempre al paciente como el eje toral de estas.
Es importante considerar que hay hasta 325 estados de salud
para evaluar el impacto de las enfermedades y los correspondientes tratamientos
disponibles en términos de la calidad de la atención.
Dependiendo de la metodología utilizada la Evaluación de
Tecnologías de Salud (HTA) se puede hacer una valoración, en México el proceso
llevó en México alrededor de 3 años; esto como un esfuerzo conjunto de
industria y autoridades. En México se inició en Mayo de 2003 con la evaluación
de las tecnologías de salud, específicamente en materia de medicamentos como
resultado de las modificaciones a la Ley General de Salud.
Las primeras Guías para la conducción de estudios de
evaluación económica se publicaron en 2008 y a partir de ahí se han ido
haciendo actualizaciones e integración de herramientas que ofrecen una cada vez
mayores y mejores criterios de evaluación; otorgando rigor técnico y científico
y asegurando a todas las partes que la evaluación resulte en mejores opciones
terapéuticas en los Cuadros Básicos y Catálogos de medicamentos y otros insumos
para la salud.
En México se ha trabajado de forma muy importante en el
desarrollo de los ponderadores necesarios para evaluar la calidad de vida en la
utilización de los tratamientos disponibles, incluyendo en este abordaje criterios
de eficiencia y equidad en la aplicación de estos conforme a los requerimientos
de la población.
Las preguntas clave al evaluar un tratamiento son:
¿Cuál en la eficacia de un tratamiento versus las terapias
disponibles actualmente en el sistema?
¿Cual es el costo marginal de la utilización de uno versus el anterior?
Para ello se establece que la EQ5D podrá dar un resultado
representativo de los años de vida ajustados por calidad y supone que cada vida
tiene exactamente el mismo valor.
Hoy en día y gracias a estos procesos de investigación ya se cuenta en México con los valores de medida de calidad que nos podrán dar elementos para que como sistema de salud se expandan los criterios de evaluación más allá del mero costo de la intervenciones en salud. El precio y la disponibilidad presupuestal son claves, sobre todo en sistemas de atención y prestación de servicios de salud como el de México, donde los recursos son limitados y escasos.
Los mecanismos de prevención y la transición de incidencia de enfermedades agudas a padecimientos crónicos de cada vez más alto impacto presupuestal y la conciencia de enfermedades de baja incidencia (rare diseases) y de muy alto costo no pueden seguir evaluándose solamente con un abordaje de costo-efectividad. Cada metodología cabe en una parte del espectro de tratamientos disponibles y depende de tantos factores como podamos imaginar.
Después de tantos años de pugna por que se generaran los estudios correspondientes a nivel local para la publicación de los Valores Sociales que permitan hacer estudios con aplicación y validez local que pueden ser aceptados de forma uniforme y aseguren a los tomadores de decisión que existe la robustez y representatividad estadística de la metodología, resultados y conclusiones de estos estudios de evaluación económica.
Estamos frente a una oportunidad de que el gobierno federal y todos los integrantes del sistema de salud mexicano tengan frente a si herramientas cada vez más potentes para a toma de decisiones que lleven a un sistema universal en salud; recordando que la universalidad se trata de la cobertura de TODOS los mexicanos para TODAS las enfermedades.
Una buena noticia.

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