Al momento de esta publicación ya se llevó a cabo el primer paso para llevar a cabo la modificación del Art. 1 de la LAASSP. Esto en seguimiento a lo declarado por el presidente de la intención de salir a comprar medicamentos para el ejercicio 2021.
Si bien lo acontecido el pasado 22 de julio, la Comisión de Transparencia y Anticorrupción de la Cámara de Diputados aprobó el dictamen de dicha iniciativa; aún falta su exposición y subsecuente aprobación en el Pleno. Pasará, de eso no hay que tener duda, la iniciativa está signada por el Dip. Delgado pero lleva la consigna del ejecutivo. Hasta ahí la separación de poderes.
Dudo que se autorice un nuevo periodo extraordinario de sesiones, asi que esperariamos a que se discuta como un tema prioritario en el periodo ordinario que inicia este próximo 30 de septiembre.
Así que, eso daría el espacio para que se pretendiera implementar este modelo de compra por arriba de los mecanismos contemplados por la propia LAASSP.
Pero, cuales son las implicaciones de salir a comprar haciendo uso de herramientas existentes (Fondos Rotatorio y Estratégico) para salir a buscar medicamentos en el extranjero.
En materia de medicamentos, México es uno de los países en América Latina que cuenta con una infraestructura robusta en materia de normativa y una sólida industria de laboratorios de manufactura y comercialización de medicamentos e insumos para la salud, desde lo más básico (torundas de algodón) a lo más avanzado (maquinas para hemodiálisis). Hay Cámaras y asociaciones gremiales que dan cuenta de alrededor de 250 plantas de todos tamaños y un estimado de empleados del orden de los 600 mil empleados.
Cualquier impacto a esta industria no es menor, hay empresas grandes (+ de 1,000 empleados) que son filiales de los grandes laboratorios transnacionales o laboratorios nacionales con plantas productivas impresionantes (tenemos el caso de una empresa en Jalisco que es el mayor laboratorio latinoamericano), y otras tantas pequeñas y medianas empresas de diversos orígenes.
Todos ellos, sin embargo, comparten una característica en común. Sin importar que sean empresas de genéricos o de la más alta especialidad, NO PRODUCEN si no es fundamentado en estrictos programas de administración de la demanda.
Los costos de inventario, materias primas, mano de obra especializada, caducidades autorizadas en los registros sanitarios, la centralización de los sitios de manufactura (por las economías de escalas) y la oferta de principios activos a nivel mundial hacen que se deban de apegar a estrictos procesos de planeación para satisfacer la demanda de medicamentos.
Por ello, pensar que el gobierno federal, pretenda abastecer al sector salud público haciendo una una tercería utilizando figuras internacionales (v.g. Fondos Rotatorio y Estratégico de la Organización Mundial de la Salud), toda vez que estos que no son fabricantes, ni responden de forma directa en materia de calidad de los insumos que se encuentran contemplados en la canasta de ambos Fondos. Insumos que, hay que ser muy estrictos, están acotados a requerimientos básicos de países con sistemas de salud y necesidades reales muy por abajo de las características del México.
En nuestro país el Compendio (antes Cuadro Básico y Catálogos) Nacional de Insumos para la salud, considera solamente en el libro dedicado a medicamentos alrededor de 1,900 claves para la atención de derechohabientes y afiliados a servicios de salud, y los dos fondos señalados y atendidos por la OMS llegan siquiera a conjuntar 150 claves de medicamentos. Los alcances son muy cortos de miras, sobre todo si le sumamos que a la famosa E4 del ejercicio 2020 se declararon desiertas prácticamente dos terceras partes de las claves requeridas.
Los fondos se diseñaron para ayudar a los países con carencias sustantivas en materia regulatoria, económica, legal, que les inhibían de atender necesidades de adquisición de insumos básicos para la prestación de la atención a la salud.
De tal forma que, los bienes terapéuticos que integran tales mecanismos están diseñados para solucionar problemas de países con escasa infraestructura institucional en materia de salud, y en temas tan específicos que representan un impacto catastrófico en materia de salud y económica a los pobladores de sichos países como lo son la tuberculosis, el paludismo/malaria, y una seria de enfermedades tropicales tratables con un arsenal terapéutico a medicamentos genéricos, el VIH/SIDA es de hecho uno de los pilares que dieron luz a la creación de estos fondos.
Resulta, entonces, impreciso (es un eufemismo) cualquier intención de satisfacer desde el exterior necesidades de insumos, sin importar su naturaleza, requeridos por el sistema de salud público en México, los mecanismos de adquisición ofrecidos por los fondos disponibles en la OMS carecen de la mayor parte de las claves de medicamentos que tradicionalmente se usan en nuestro país entre ellos, oncológicos, anthipertensivos e hipoglucemiantes.
Recordemos que uno de los principales reclamos de la población en México ha sido la falta de abasto de los medicamentos para el tratamiento de nuestros niños con Cáncer; pero no son los únicos que están sufriendo de esta escasez. Para muestra un botón, en la delegación del IMSS en Sinaloa no se ha llevado a cabo la renovación y/o firma de nuevos contratos para la administración de los servicios de centro de mezclas y, hoy, hay mujeres con diágnostico de Cáncer de Mama que NO HAN RECIBIDO HACE SEMANAS su ciclo de quimioterapia. Vergonzante.
Si a todo esto agregamos la importancia de considerar aquellas implicaciones económicas al presupuesto público, recordemos pues que se deben pagar por adelantado una parte importante de lo que será abastecido y consumido posteriormente, además del 4% corresponde a la OMS por concepto de comisión. Imaginemos esto en un sector que está acostumbrado a que a pesar de que la ley establece plazos de pago de hasta 20 días una vez se haya hecho la entrega de los insumos y que paga con mucho rezago, en el caso del IMSS en promedio entre 90 y 120 días, en el caso del ISSSTE hay adeudos desde el 2017 que NO son menores (en el caso de su principal distribuidor llegó a ser del orden de los 5,000 millones de pesos). ¿Está dispuesto este gobierno a pagar por adelantado? Medicamentos de empresas que pudieran no tener un registro sanitario vigente como establece la ley y sin certificados de calidad o GMPs; y sin figura jurídica que se haga responsable de la farmacovigilancia de estos productos.
Pero ahí no acaba el tema, hay que subir a la ponderación las implicaciones y riesgos de problemas logísticos implícitos en una propuesta que no está fundamentada en las prácticas locales de mercado, por ejemplo la compra y los precios de esta seguramente consideran que los insumos sean entregados FOB lo cual implica el costo del traslado a puertos aéreos o marítimos en México, sin cobertura de los potenciales daños durante el transporte, el costo del desaduane de productos que no tienen registros sanitarios locales y sin los pedimentos y permisos de importación como se establece en las leyes y reglamentos mexicanos.
La industria farmacéutica en México se encarga, hasta hoy de la importación liberación de aduanas, traslado y costo de la entrega (en su momento a los distribuidores y hoy a los operadores logísticos contratados por el gobierno). En este nuevo modelo los costos, incluido en de la dispersión en la menos 5,000 puntos de entrega deberán de correr por cuenta del gobierno federal. Sea el INSABI, o por medio del pago a los operadores logísticos en las 7 regiones asignadas.
En materia de garantía de calidad la trazabilidad de los lotes era exclusivamente responsabilidad del proveedor; las autoridades e instituciones de salud han demostrado no contar con el conocimiento ni el personal para hacer esto. Para muestra lo acontecido en el Hospital de PEMEX en Villahermosa donde fue el titular de registro quien pudo demostrar la trazabilidad de los lotes comprados por este hospital y determinar que se compraron medicamentos apócrifos; hoy PEMEX ha sido incapaz de establecer un posicionamiento propio.
Poner en manos de terceros, aún siendo entidades internacionales bien intencionadas, la salud de los pacientes mexicanos, como ha podido leer tiene implicaciones, riesgos y costos altos.
Las consecuencias son muchas, más negativas que positivas; en los próximos meses veremos un mayor desabasto de medicamentos de todos los niveles de especialidad, los procesos de compra y su trazabilidad quedaran a merced de la falta de control y reglas de ejecución a modo. Las facturas llegaran en muchas denominaciones y rubros; algunas serán del orden sanitario, otras tantas del orden legal y las más, del orden económico/presupuestal.
Cabe la posibilidad de que se pretenda otro modelo, que se acerque más al que en su momento se implementó en Guatemala. Resultado de la crisis, y subsecuente escándalo por corrupción, de Diálisis Peritoneal; que resultó en funcionarios dsstituidos y encarcelados.
Otro escenario que requiere de estudio profundo ya que tiene otro racimo de implicaciones por que se trató de hacer licitaciones con empresas establecidas localmente en Guatemala, algo que parece no querer el presidente.
Si llegara a ser este último elnmodelo elegido, la declaración tácita es grave: no confía en el IMSS como consoliidador y la OM de la SHyCP fracasó en el ejercicio de 2019 para la compra de los requerimientos de 2020.
