jueves, 7 de mayo de 2020

La Nueva Realidad...

(Publicado en LinkedIn el 27 de Abril de 2020)

El COVID19 llegó para quedarse, esperemos que no necesariamente desde el punto de vista de la salud, muchos expertos opinan que mientras no haya certeza de como es que se puede estandarizar el abordaje terapéutico para tratarlo, o del desarrollo de una vacuna, seguiremos viviendo en constante fase de cuarentena/aislamiento social.

Esto, tiene implicaciones profundas en la forma en que nuestra vida personal y profesional se verán modificadas por esta pandemia. En lo personal las modificaciones al estilo de vida serán tan variadas como el teletrabajo o la educación en línea (que ha llegado para quedarse) como la forma en que nos manejaremos para entrar y salir de casa o simplemente como serán nuestras interacciones con los demás (distanciamiento social).

En México un número muy importante de empleos (la proporción varía de fuente en fuente), entre el 70 y 90 %, dependen de las MiPyMEs, empresas que tienen desde uno hasta 250 empleados y facturaciones de rangos amplísimos. Estas empresas tienen por un lado el reto de tener que competir contra otros entes comerciales/productivos de muchos tamaños y en muchas ocasiones dependen de la especialización de sus servicios y productos, de la estrategia financiera para la gestión de  pagos y cobranza, o directamente de maximizar el uso eficiente de recursos para echar mano de rendimientos para mantener la operación viva por el mayor tiempo posible.

Si bien la estimación de las autoridades es de regresar a la actividad “normal” a principio de Junio, la realidad es que no estaremos regresando a nada que se parezca a la normalidad de antes de que se diera inicio a la cuarentena y las jornadas de Sana Distancia. Algunos expertos consideran que hasta no contar con una vacuna o un índice de personas con anticuerpos considerable deberemos de estar en períodos de alrededor de dos de cada tres meses en aislamiento. 

La actividad económica se verá seriamente modificada por este impacto, algunos expertos en materia económica consideran que las empresas deberán de hacer planes para que durante los próximos 18 meses las empresas más pequeñas puedan subsistir con ingresos cada vez más limitados y con marcados ciclos de altas y bajas en su flujo de efectivo; en términos coloquiales, deberán de ahorrar para las “vacas flacas”. Muchos de los fondos que se dedican al apoyo de start-ups deberán de volcar el uso de sus recursos a los proyectos que ya arrancaron antes de pensar siquiera en buscar nuevos proyectos para proporcionar apoyos de arranque. Los empresarios de todos los tamaños deberían de empezar con el diseño de acuerdos de colaboración solidaria con clientes y proveedores para que se definan nuevas dinámicas de relacionamiento comercial.

Industrias como los centros de afluencia como pueden ser restaurantes y algunos giros comerciales verán su paradigma de negocio romperse para dar lugar a nuevas formas de hacer negocio, la creación de lugares con menor aforo, con sistemas de take-out y de entrega a domicilio apoyados en el uso de tecnologías como apps, convenios con empresas de logística como Rappi, UberEats, entre muchas otras verán el nacimiento de una nueva dinámica.

Hasta ahora, el consumidor mexicano podría ser calificado como poco exigente; esto cambiará al haber menos recursos para gastar en cosas que pudieran considerarse como no esenciales (alimentos, medicamentos, servicios, salud, etc.) y hará que exija cada vez más de los proveedores de productos y servicios que dejarán de ser de consumo a una especie de “lujo” en la que el valor percibido del precio a pagar se verá modificado por las nuevas condiciones del mercado. Es decir que como consumidores seremos más consientes de valor de nuestro dinero y de lo que esperamos al entregarlo a proveedor de un servicio o producto; por ejemplo, cuantas veces hemos “escuchado” (al primo de un amigo) que vió un producto ma-ra-vi-llo-so en internet y que al recibirlo nos damos cuenta de que le han timado, le han engañado, le vieron la cara pues, y no hace sino quedarse con el famoso bien en lugar de regresarlo y escribir una mala revisión al proveedor. Vamos a cambiar, y mucho.

Como empresarios, debemos de convertirnos en cucarachas y ser los más rápidos, los más ingeniosos y los más agresivos entre nuestros competidores más cercanos. Deberemos de hacer una dolorosisima auto crítica y cuestionarnos hasta el cansancio acerca de nuestro modelo de negocio, de nuestra estrategia de posicionamiento y penetración, es más, deberemos de volvernos los más acérrimos enemigos de la definición de nuestro mercado objetivo y de sus motivaciones para elegirnos por encima de la competencia. Las tecnologías disponibles y las plataformas para hacer negocio determinaran la forma en que llegamos a nuestros clientes; las redes sociales y los espacios comerciales virtuales serán los nuevos centros comerciales.

El valor de nuestra oferta y la velocidad de respuesta, en conjunto con precios competitivos y valor percibido alineado a la disponibilidad de pagar de nuestros mercados objetivos son cada vez más críticos. Ahora estamos a merced de un simple clic de que el cliente se vaya y camine a la siguiente “tienda” a buscar lo que está buscando. Los programas de lealtad, las recompensas por volumen o frecuencia serán importantes en la medida que aporten valor y un impacto económico en quienes nos prefieren. 

El mercado digital, será para los Xers y Boomers que aún quedamos en el mercado un campo de batalla completamente nueva, y por momentos intimidante. Las nuevas generaciones verán florecer oportunidades y crearan un entorno de negocios muy agresivo, casi a medida de cada uno de sus clientes.

El cambio llegó y la realidad a la que nos enfrentaremos nos representa, de ya, el reto de definir como es que le haremos frente.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario