El argumento de la Austeridad Republicana ha dado como resultado que se dé un subejercicio del presupuesto en Salud, primeramente en materia de compra de medicamentos so pretexto de una reducción en el precio de compra que a mediados de 2019 argumentaban tendría un impacto de entre 30 y 40% sobre el precio de referencia de los contratos del ejercicio 2019, nada más alejado de la verdad y que demuestra que las buenas intenciones no se sobreponen a la realidad de mercado y económica en salud.
Así mismo, se dió marcha atrás a muchos proyectos al imponer una concentración de las compras en salud institucional poniendo a estas en manos de la Oficialia Mayor (OM) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Esto ha generado un rezago importante en el avance, no solo en la compra y construcción de infraestructura necesaria. También tuvo un impacto importante en materia de renovación de equipos e infraestructura ya existente.
México Evalúa, hizo un análisis con la información de los apartados XIX y XX del Anexo de Finanzas Públicas del Informe de Situación Económica, las Finanzas Públicas y la deuda Pública del IV Trimestre de 2019.
Los resultados son, además de interesantes, explicativos de algunas de las cosas que hemos estado viviendo en cuanto a la preparación del sistema de salud mexicano ante la pandemia por COVID19.
Como se puede ver, el IMSS y el ISSSTE son los más impactados. Hace sentido, si consideramos que esta administración ha seleccionado (igual que las otras, cabe aclarar) a personajes con una estrecha afinidad a sus objetivos en materia de salud pública y el afán de centralizar y controlar de esta forma las decisiones en lo tocante a la forma que se prestan los servicios de salud y seguridad social. El subejercicio del IMSS nacional en materia de sustitución de equipamiento médico suma un total del orden de los 4,500 millones de pesos. No se trataba de proyectos menores, era equipo necesario en los tres niveles de atención.
Uno de los problemas de este subejercicio radica en que al no ser utilizado, se tiene que reprogramar en el PEF del año siguiente. Dadas las prioridades de la nueva nueva administración (el PEF 2019 due responsabilidad de la anterior) esto no ocurrió, y en caso de que algunos de estos proyectos hubieran podido seguir en la programación la crisis del COVID19 los paralizó.
El reto vendrá cuando se haga el corte de caja del gasto no programado como resultado de la crisis sanitaria y se deba de priorizar entre estas inversiones, el pago de las facturas pendientes y el fondeo a los proyectos consentidos del presidente: tren maya, dos bocas y, probablemente, uno o dos estadios de béisbol.

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